miércoles, 11 de junio de 2008

Volver

El avión llegó puntualmente a Madrid, y recogí mis maletas enseguida. Pasé rápidamente esa zona donde sólo hay caras de ilusión y abrazos de encuentro.
Camino al metro ya giraba la cabeza constantemente, pues se me hacía raro oír hablar en mi idioma.
Al llegar a Atocha, la realidad volvía a ser multicultural, pero de otro tipo.
Entendía todos los letreros, pero me sentía extranjera, después de tanto tiempo...
Un embarque más: el AVE. Botella de agua y una cabezadita. Al despertar, hileras de olivos coloreaban el cristal del vagón. Ahora sí. Había llegado a casa.


(Escrito el 2 de mayo de 2008)

Foto: "Mar de olivos", tomada de http://www.flickr.com/photos/sjaces/67621764/

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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